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Os queremos contar una curiosa historia sobre
San Alberto Magno, cuya festividad se celebra el 15 de noviembre. Antes os lo presentamos brevemente.
San Alberto, Dominico alemán nacido en 1208, fue
un sabio y un científico experto en química, geografía, botánica... además de en teología y filosofía. No en vano tuvo como discípulo al mayor de los sabios reconocidos por la Iglesia, Santo Tomás de Aquino; y los estudiantes de ciencias naturales, de química y de ciencias exactas también lo tienen como patrono.
Nuetro santo
escribió una obra ingente, de la que, según especialistas actuales, se tardará todavía más de 150 años en hacer una revisión crítica. El Papa Pío XI, cuando en 1931 lo canonizó y proclamó
Doctor de la Iglesia, dijo de él: "
poseyó el don raro y divino del espíritu científico".
Podemos pues imaginar a San Alberto rodeado de libros, libros y más libros... en una vida entregada al conocimiento en su sentido más amplio;
una meta, conocer, que parece extensible a todos los humanos. Por eso nos ha llamado la atención un singular episodio que le ocurrió a San Alberto en sus años mozos. A esta historia se le denomina
La visión de la escalera:
San Alberto había dicho que, de joven, le costaban los estudios y que por eso una noche dispuso huir del colegio donde estudiaba. Pero al tratar de huir por una escalera colgada de una pared, cuando llegó a la parte de arriba se encontró con la
Virgen María que le dijo: "Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a mí que soy
'Causa de la Sabiduría'? Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que sí fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías".
En 1278, ya viejecito, cuando dictaba una clase, a San Alberto le falló súbitamente la memoria y perdió la agudeza de entendimiento.
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